EL SEMILLERO, “Algo tiene que prender" taller a cargo de  Andrea González Quiroz

22.04.2021

EL SEMILLERO no es una propuesta más de taller de arte decorativo. "Es mi historia, todo mi conocimiento, mi experiencia los que hasta hoy aparecen ahí, o casi todo", afirma ella, que es artista visual, vestuarista, actriz y docente. Andrea González Quiroz (según su mamá, tenía que decir sus dos apellidos porque "González" hay de todo). Andrea González (algunas personas me llaman con nombre y apellido) Andre, Andru, An, Profe, la mamá de Bruno; ingresó al mundo desde el arte. Pudo haber trabajado en algo más, pero eligió al arte o el arte la eligió a ella.


Desde la muerte de su madre -ocurrida a sus tempranos 11 años- su vida nunca volvió a ser igual y en ese vacío se dio la verdadera razón de la búsqueda constante de la belleza.

"El arte me salvó la vida, creaba mundos a los que me escapaba del horror".

Cuando terminó el colegio, ingresó a la Universidad Católica para ser administradora, abogada, periodista, pero nunca fue su lugar. Al mismo tiempo ya estaba haciendo teatro: amaba escaparse de la facultad para ir a los ensayos.

"No era fácil, porque la verdadera familia empezó a ser mi grupo de teatro, dejé de asistir a los eventos familiares por los ensayos, funciones, etc.", comenta.

Así siguió, trabajando en la fábrica de su abuela materna (quien suplió gran parte del vacío que dejó su madre, pero tampoco estaba muy a favor del arte). Tenía una fábrica de ropas, lo cual después, seguramente, influyó en que sea vestuarista, ella indica. "Parece que huelo el olor a tela."


Pintaba todo lo que había: hacía murales, permanecía días haciendo solo eso.

Empezó a enseñar teatro a niños, niñas y adolescentes en diferentes instituciones, e iban a ver teatro.

Cuando salía de una de estas instituciones, se inscribió en el ISA (Instituto Superior de Arte). Recuerda: "crucé el pasillo y, al instante, supe que era mi lugar. Vi a Olga (Blinder, la gran artista y maestra) mirando lejos, pensando; y me enamoré de la metodología, de que no había títulos, a todos los profesores le llamaban por el nombre". Olga le preguntó que hacía ahí y le contestó: "vine a aprender". La mayoría respondía: "para ser artista".

"Yo no, la palabra "artista" me da pudor. Y me cambió el pensamiento, bueno, yo me tomé muy en serio la carrera de Artes Visuales. Cuando la terminé, sentí y siento que puedo hacer lo que quiera."

"Todo era al mismo tiempo, trabajaba online, diseñaba y hacía vestuarios, escenografías, facultad..."

En el 2011, nació su hijo Bruno. Le cambió el ritmo y la mirada. "Entré a otro mundo, pero siempre desde el arte."

Empezó a trabajar en un centro para niños, niñas y adolescentes con discapacidad: impartía teatro y plástica.

Cuando salió del trabajo es cuando se sentó a escribir EL SEMILLERO. Ahí nace realmente. Utilizó la palabra prender porque su bisabuela era la encargada de plantar todo y "todo prendía, porque tenía mano". Como su abuela y su mamá, ella hace lo mismo: hace prender lo que siembra, pero con las sesiones de arte.

"EL SEMILLERO creció tanto que sería un despropósito guardarlo, así que, algún día será un material que le pueda servir (o no) a otr@s facilitador@s."


¿Qué entendés por "creatividad" en los talleres?

Creatividad en los talleres es, para mi, dejar que cada uno/una se exprese. Tod@s tenemos algo que decir, o no. El silencio es sumamente creativo. No impongo ni una línea ni mi impronta, por eso me gusta la palabra "facilitadora": facilito el momento, el espacio; doy algunas sugerencias y vamos buscando, haciendo el camino. Escucho y observo, esto es fundamental para cualquier proceso de creación.

¿Hace cuánto tiempo desarrollás tu trabajo de docente en talleres y seminarios?

Jajajajaja y yo creo que desde que era niña. Les enseñaba a las ropas: armaba conjuntos de ropa como si fuesen personas. Pero empecé en 1999 en una institución educativa, era una locura.


¿Cómo nace la idea de crear "EL SEMILLERO, Algo tiene que prender" y cuál fue la iniciativa para crearlo?

EL SEMILLERO nace cuando renuncié a un trabajo y sentí una inmensa necesidad de escribir todo lo que vi, viví, deseo y creo que es. Todos somos semillas hasta que aparece alguien que se involucra y la semilla prende.

Las clases de arte de mi hijo (una hermosa semilla) eran horribles, entonces me dije: "me hago la que no veo o me involucro", y me involucré, obvio.

Desde tu perspectiva, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta la educación artística en línea?

Ninguno. Estoy convencida de que es mejor porque no está nadie mirando, entonces es como que la persona se siente más libre, en un espacio de confianza.




¿Dónde podemos conocer e informarnos más sobre este taller?

Estoy creando la cuenta de Instagram de @elsemillero2021, una locura cargar todo lo que tengo, pero estoy en eso. En mi correo tagquiroz@gmail.com, en mi cuenta de Facebook también subo algunas cosas.


Corrector de Estilo, Ortografía y Gramática team #elroperonews -Victor Balbuena